Los lamentables hechos ocurridos la noche del 26 de septiembre del año pasado en Iguala, Guerrero, pusieron a México en el mira de los medios internacionales en donde los reportes sobre la desaparición de 43 estudiantes normalistas se transformaron con el paso de los meses en exigencias al gobierno claridad en las investigaciones, demandas que ponen en entre dicho el desempeño de las autoridades mexicanas y la imagen del país.
Basta con ver las publicaciones de The Washington Post que, con base en los reportes finales de los peritos externos del caso, acusa los investigadores que el gobierno federal asignó a dicho caso de supuestas torturas a los testigos, con el fin de falsear y manipular las evidencias que se tenían en un principio.
De igual manera, Santiago A. Cantón, publicó en El País un artículo titulado “De Ayotzinapa a Tlatelolco”, en el que cuestiona los procesos indagatorios en los hechos de Iguala y manifiesta que la posible manipulación de evidencias se construyó desde el más alto nivel gubernamental.
Demanda informativa, no cumple expectativas
El manejo que los medios de comunicación se suma a las demandas de los usuarios de redes sociales que desde lo acontecido hace doce meses exigen la difusión clara de la información, demanda que desde la perspectiva de diversas organizaciones no ha sido resuelta por las grandes empresas mediáticas del país.
Tal como lo publican desde Ojarasca en un artículo publicado a seis meses de la desaparición de los estudiantes, Román Hernández, responsable del área de comunicación del Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”, organización que desde el inicio acompaña a los familiares de las víctimas, indicó que la presencia y cobertura de los grandes medios de comunicación ha bajado, por lo que la responsabilidad de informar y demandar justicia está en la sociedad civil.
Lo que hoy está sucediendo, en términos comunicacionales, es que el entorno es tan abrumador que no podemos ofrecer ningún tipo de salida, por lo que hay una especie de fatiga informativa colectiva. Gabriela Warkentin, directora de W Radio
Al respecto Gabriela Warkentin, directora de W Radio, afirmó a principios de año que en términos de comunicación el caso Ayotzinapa provoco una fatiga informativa, lo que significa que ante la cantidad abrumadora de información -por lo menos durante los primeros meses luego de lo acontecido- relacionada con el tema, los individuos bloquean los procesos de asimilación y acción frente a la situación, ya que es necesario dar una salida al mismo tiempo ante un entorno tan abrumador.
“Lo que hoy está sucediendo, en términos comunicacionales, es que el entorno es tan abrumador que no podemos ofrecer ningún tipo de salida, por lo que hay una especie de fatiga informativa colectiva”, destacó la directiva.
Inestabilidad para la marca México
Todo lo anterior, da como resulta un panorama incierto que no sólo se relaciona con el manejo de la información en términos mediáticos, sino que también alcanza conceptos de confianza, seguridad y legitimidad del propio país, lo que de manera inevitable merma en la reputación de la marca México.
En palabras de Michael Reid, representante de The Economist, los hechos ocurridos el 26 de septiembre en Guerrero, golpearon la imagen de un México de reformas que caminan hacia la modernidad.
De esta manera, la marca país se encuentra en un momento de inestabilidad mayúscula, situación que podría desencadenar la baja en el desempeño de algunas industrias de gran importancia para la economía nacional.
Los hechos ocurridos el 26 de septiembre en Guerrero, golpearon la imagen de un México de reformas que caminan hacia la modernidad. Michael Reid, representante de The Economist.
Uno de ellos podría ser el sector turístico, mismo que durante el año pasado representó una derrama económica de 16 mil 257.9 millones de dólares gracias a la visita de 29.1 millones de turistas, lo que colocó a México dentro del top 10 de los lugares más visitados en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT).
No obstante, estas cifras podrían disminuir como consecuencia de los hechos violentos de Iguala que marcaron seriamente la imagen del país.
Si bien este caso no es el único que habla sobre incertidumbre en materia de seguridad, si fue un acontecimiento que gracias a la cobertura mediática que recibió por parte de las mismas audiencias así como de los medios locales, nacionales e internacionales, logró poner a la marca México en el ojo del huracán y a un año de lo ocurrido los efectos parecen seguir creciendo, por lo que el gobierno federal deberá de trabajar para mejorar la percepción del país con miras a recuperar la estabilidad de la marca México.
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